Los ojos son, probablemente, el peor enemigo del hombre. O quizás lo sea Pinterest. O quizás lo sea esa sensación en la boca del estómago cuando por los ojos se le cuelan a uno ilustraciones fastuosas de viejos maestros y jóvenes talentos, y se reaviva esa vocecilla traicionera que te recuerda a qué quisieras dedicarle tus horas y tus esfuerzos. Aunque para ello debas abandonar un cómodo puesto de trabajo.
Tras casi dos años como director de arte en Tiempo BBDO -un mérito que nunca sospeché que conseguiría-, esa discreta vocecilla pasó a tomar el mando y abrir la actual etapa, este nuevo reto de metas aún lejanas. Es hora de sacudirse la comodidad, afrontar la sana envidia que genera ese fantástico vórtice artístico que es la red y caminar en busca de lo que uno siempre aspiró a conseguir, que es ganarse la vida gracias a lápices, pinceles y wacoms.
Probablemente no sea el mejor momento para aventuras, pero tenía razón Samuel Goldwyn: nadie que esté entusiasmado con su trabajo puede temer nada de la vida.
¡Salud!